De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la incertidumbre es la falta de certidumbre o de certeza. Es cuando no se tiene conocimiento seguro y claro de algo. Dijo John Stuart Mill que “no existe la certeza absoluta, pero hay seguridad suficiente para los propósitos de la vida humana”. Pero, ¿cuánta certeza o seguridad tenemos de las variables vinculantes a una obra de ingeniería antes de iniciar una obra que nos permita cumplir a cabalidad el objetivo para el cual fue propuesta? En toda obra de Ingeniería Civil existe un grado de incertidumbre, por lo tanto, es imprescindible reducirla mediante la obtención de los conocimientos suficientes para tener una idea clara y contundente del alcance de la obra.
Cuando se inicia un proyecto, es muy poco o nada lo que se conoce de él. Su alcance, las dimensiones de las estructuras a construir, cómo van a funcionar, qué acabados llevará y cuál será el método constructivo a ejecutar son tan solo algunas de las tantas incógnitas ante las cuales nos enfrentamos. Existe un concepto en la gestión de proyectos denominado Cono de Incertidumbre que, gráficamente, lo explica de manera sencilla. En un plano, en el eje horizontal se representa el tiempo y en el eje vertical se representa la incertidumbre. La curva que describe la relación entre ambas variables se va reduciendo a medida que avanza la obra y se obtiene más información.
“El gran enemigo del conocimiento, no es la ignorancia, sino la ilusión del conocimiento”, dijo Stephen Hawking. Generalmente prescindimos de adquirir el conocimiento adecuado de las características y variables de una obra porque consideramos que con lo que se tiene en el momento es suficiente, además, de que realizar ensayos, estudios y diseños previos, sería oneroso y nos reduciría los beneficios económicos que percibiríamos de la obra al concluirse. Sin embargo, a la larga, ocurren situaciones que pudiesen haber sido previstas con la realización de una buena ingeniería previa, la cual nos permitiría elaborar un panorama general del proyecto con bastante certeza.
Se pueden hacer una amplia gama de estudios de campo y diseños preliminares para tener una idea bastante precisa al inicio de todo proyecto, pero fundamentalmente, una buena base para la elaboración de una obra exitosa, deberá consistir, como mínimo, en lo siguiente:
Topografía: Consiste en la representación del terreno donde se desarrollará el proyecto utilizando diversos métodos, desde una cuadrilla de campo con una estación total y demás equipamento complementario, hasta la generación de superficies mediante modelos de elevación digital usando drones o interpretando imágenes satelitales.
Geotecnia: Son los estudios que se hacen al subsuelo para determinar las características mecánicas y la capacidad de los estratos donde se apoyará nuestra obra. Son el punto de partida para el dimensionamiento estructural del proyecto.
Hidrología/Hidráulica: Consiste en la determinación de la cantidad de lluvia que cae en las cuencas y cursos de agua dentro del área del proyecto y la determinación del caudal y la altura del flujo para diferentes períodos de retorno y estimar las estructuras de drenaje, puentes e, incluso, la cota de seguridad a la cual debería estar como mínimo la terracería del proyecto para evitar inundaciones.
Es importante que los Ingenieros, Gerentes de Proyectos y demás profesionales involucrados en una obra de construcción consideren el alcance adecuado de estos estudios de tal forma que se obtenga el conocimiento suficiente para reducir la incertidumbre en las etapas iniciales de la obra. La realización de la Ingeniería Preliminar nos guiará a una mejor toma de decisiones y al direccionamiento de acciones efectivas para la culminación exitosa de la obra dentro del tiempo y calidad contratados con la obtención de los esperados beneficios económicos.
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